Te has preguntado alguna vez ¿en qué mundo querés vivir? ¿Qué mundo querés para vos, tus seres amados y las generaciones venideras?
Seguramente compartirás conmigo el deseo de vivir en un mundo en el que no haya hambre, pobreza, odio, discriminación, guerras.
Seamos capaces entonces, de construir ese mundo que deseamos, ese mundo nuevo como tantos seres ya lo están haciendo.
Debemos orientar el esfuerzo en volver la mirada hacia nosotros mismos, con la intención, con la decidida intención de escucharnos, para hacer conciente el estado de agitación en el que estamos inmersos, porque lo que vemos afuera no es ajeno a lo que vivimos en nuestro interior.
Seamos pacientes y cuidadosos en el ir tendiendo puentes entre lo que entendemos y lo que no entendemos, con una actitud abierta dispuestos a no negar lo que aún no nos es dado saber o comprender.
Todo vive y se debate en nuestra corporalidad.
Podemos levantar barreras, alimentándolas de quejas y juicios, estrechando nuestra percepción y amurallándonos en un yo omnipotente y rígido, o podemos elegir ser artífices de nuestras propias vidas, edificándolas sobre los cimientos del respeto y amor, para el crecimiento y la evolución.
Orientemos nuestros pensamientos y acciones para que sean semillas de donde broten nuevas y buenas posibilidades.
El pensamiento es creador dicen las antiguas filosofías orientales.
Construyamos, comenzando en este mismo instante, el mundo en el que todos, todos los seres, podamos emprender esta travesía del vivir, creciendo en forma suave, bella y armoniosa, donde la vida sea el regalo dado, con la misión de aprender y SER FELIZ.
Beatriz Bustamante